miércoles, 9 de mayo de 2012
Relato de descripción y diálogo
-Aún espero a mi dulce y amada esposa. La mujer de negros cabellos largos me dejó un tal día como este. Su redondeada cara iluminaba mis mañanas al despertar. Sus ojos claros eran iguales que los de tu madre y su nariz caía en cascada apuntando sus finos y rosados labios.
-Entonces, ¿la foto del comedor no es la abuela?- dijo Carolina muy confundida.
El abuelo echo una apagada carcajada y contesto: - Claro que es tu abuela hija, pero en esa foto ya estaba mayor y muy malita. Antes lucía una estrecha cintura como si de una modelo de las de ahora se tratase. Sus amplias caderas movían el baile entero en los días de fiesta y sus grandes pechos acercaban a los despepitados de las orquestas. Nunca me gustó que fuese tan presumida, me avergonzaba delante de mis amigos.
-¿La abuela era un mujer sueltecilla como esas que dice mamá que van provocando?-
-¡No hija! ¡Ni muchísimo menos!- Sonrió el abuelo- Tu abuela era la mujer más fiel que ha existido. Tenía muchísimos pretendientes, pero sólo a mi me quiso y solo a ella yo querré. Y ahora a dormir Carolina. Que mañana hay que madrugar para ir al cole.
-Vale, buenas noches yayo.
-Buenas noches hijita.
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