viernes, 18 de mayo de 2012

Artículos de Enero

Convocan al Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino 2012

MEXICO:El Programa Cultural Tierra Adentro del Conaculta, la Dirección de Literatura de la Secretaría de Cultura de Jalisco y el Ayuntamiento de Cocula, Jalisco, convocan al Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino 2012. Ya son 38 años de premiar escritos en español con tema y forma libre, y en mi experiencia de nueve años en la coordinación del certamen, puedo decir que vemos a jóvenes muy preparados que no tienen miedo de experimentar y que están bien encaminados en alguna de las áreas de la literatura”, comentó Jorge Souza, director de literatura de la Secretaría de Cultura de Jalisco.



Asimismo dijo que este premio abre más caminos hacia nuevas formas y fórmulas dentro de la poesía, ya que es un espacio que les permite escribir libremente de cincuenta a ochenta cuartillas que dejan gratamente sorprendidos a los jurados.

En las obras ganadoras, acreedoras de 100 mil pesos, diploma y la publicación del libro en el Fondo Editorial Tierra Adentro, se puede ver, a decir de Souza, cómo se utiliza el conocimiento de autores básicos para construir nuevos imaginarios, retomando diferentes elementos del mundo actual para reconfigurar y reconceptualizar.

En esta libertad que da el Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino, Jorge Souza recalca que se están mostrando, a través de la ventana de la poesía, nuevos imaginarios del mundo actual con todas sus complejidades y sus crudezas, que muestran la realidad de la que muchas veces no estamos conscientes.
“Esta nueva poesía que hacen los jóvenes nos hacen tomar conciencia de un universo muy complejo y agresivo”, mencionó.

En general, dijo Souza, este premio ha permitido ser una plataforma sólida y semillero de grandes poetas, quienes han encontrado un excelente foro en el Programa Tierra Adentro, con el que constantemente tienen retroalimentación.

“Tierra Adentro ha hecho un gran trabajo permitiendo que su revista siga abierta a ellos y que tengan una forma de expresarse, un espacio dónde mostrar sus creaciones.

“Por parte de la Secretaría de Cultura de Jalisco seguimos en contacto con muchos de ellos, cuando sacan alguna obra y nos hablan nosotros les abrimos la puerta para que la presenten aquí. Se crea una especie de vínculo de amistad y de agradecimiento hacia las instituciones promotoras del premio”, aseguró.

Respecto a la respuesta de los participantes, el funcionario agregó que esperan recibir más de 200 trabajos, dejando en claro que año tras años el promedio es de 220 a 230 textos. “Es un buen paquete. Es uno de los premios más nutridos que hay en México, muy pocos tienen más participación que éste”.

El Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino fue convocado por primera ocasión en 1975 por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y el Gobierno de Jalisco con el nombre de Premio de Poesía Joven de México y desde entonces se ha organizado anualmente. Desde 1982 rinde homenaje al poeta Elías Nandino.

A partir de 1996 organizan este Premio el Conaculta a través del Programa Cultural Tierra Adentro y la Dirección de Literatura de la Secretaría de Cultura del gobierno de Jalisco. En el 2000 se sumó a estas instituciones el Ayuntamiento de Cocula, con motivo del centenario del natalicio de Elías Nandino.

La convocatoria completa se puede consultar en: www.conaculta.gob.mx/tierra/PDF_Premios/Premios_2012/Nandino.pdf




Literatura y Enfermedad,un matrimonio fecunda

ESPAÑA: La enfermedad como asunto literario es tan antigua como el mundo. La Biblia, con las plagas que asolan al pueblo elegido, es el primer exponente de literatura patográfica. Por supuesto, hay ejemplos más tardíos e ilustres de la fecunda relación entre los padecimientos del cuerpo y la literatura. Ahí están ‘La muerte Iván Ilich’, de Tolstoi; El Quijote’ o ‘Madame Bovary’, obras que pueden leerse como una historia clínica, aunque ello no sea lo más aconsejable para disfrutar de su grandeza. Los románticos, que tan aficionados eran a la morbidez, entendían la literatura como una herida. Algo de eso persiste en la conciencia humana cuando tanta fortuna ha cosechado en nuestros días el término “letraherido”.

Muchos grandes escritores han sido grandes hipocondriacos. Juan Ramón Jiménez estaba tan atenazado por el pánico a la muerte que necesitaba siempre un médico a su lado. Pasó largas temporadas en sanatorios y en sus largas convalecencias redescubrió a Bécquer. Cuenta Cansinos-Assens que el poeta trataba de combatir su postración, fruto de la angustia, con dosis generosas de bromuro. “Pssss… en realidad no tengo nada concreto”, decía el autor de ‘Platero y yo’ cuando le preguntaban por su estado de salud, en una constatación implícita de que era un enfermo imaginario.





Luis Landero hizo un recuento de escritores a los que les acechó la enfermedad crónica y le salió una larga nómina: Keats, Stevenson, Nietzsche, Jaspers, Kafka… La patología puede ser una experiencia gozosa, pues en la convalecencia se descubren cosas insospechadas. Es lo que le ocurre en ‘El hombre de la flor en la boca”, de Pirandello. Para Iván Ilich, de Tolstoi, la enfermedad es una revelación atroz: al hacer examen de conciencia, se percata de que su vida ha sido un fracaso.

Landero confiesa que se crió flaco y enclenque, lo que le convirtió en un achico asustadizo con las mujeres. Un buen día decidió acabar con esa figura desgalichada y compró apresuradamente lo que creía era un libro de ejercicios gimnásticos. Ya en casa contempló con asombro que los tipos que aparecían en las fotos estaban más escuálidos que él. Había adquirido un manual de yoga. Como en la librería no devolvían el dinero, tuvo que cambiar el libro por otro cuyo era precio era exactamente el mismo: ‘Las mil mejores poesías de lengua castellana’. “En vez de atleta me hice poeta, y entonces ocurrió que mi figura desgarbada y un tanto desvalida me venía muy bien para dar la imagen de poeta romántico, ensimismado, lánguido, rebelde y soñador. Y de esa manera, logré seducir a alguna muchacha incauta”, escribe Landero en una conferencia recogida en el libro ‘Con otra mirada’.

Enfermos de romanticismo

Del Romanticismo procede ese gusto por lo crepuscular, ese elogio de la derrota. Madame Bovary era una enferma de romanticismo, como lo era también Ana Ozores, la Regenta.

El mismo amor también puede considerarse una enfermedad, o al menos convivir con miasmas, como dejó probado García Márquez en ‘El amor en los tiempos del cólera’.

Hay quien encuentra en las historias clínicas una bella forma de literatura. Es un caso raro, pero a Juan José Millás le apasionan. No en balde, las historias clínicas de Freud funcionan muy bien editorialmente. “Son relatos que cogen al lector por el cuello y lo sueltan hasta el punto final”, asegura Millás.

No se puede hablar de literatura y enfermedad sin citar a Thomas Mann. Su obra capital, ‘La montaña mágica’, gira en torno al hospital de tuberculosos en el que el ingresa el joven Hans Castorp. En realidad, Mann recurre a la patología para expresar su visión pesimista de la naturaleza humana.

En España, Francisco Umbral, que se definía como un enfermo profesional, escribió esa obra tan bella y devastadora que es ‘Mortal y rosa’. Uno de los maestros de Umbral, aunque tras su muerte renegase de él, Camilo José Cela, alumbró ‘Pabellón de reposo’, una obra concebida a partir de las dos estancias que pasó el escritor en dos sanatorios para tuberculosos.

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