“Erase una vez, en Bagdad, un criado que servía a un rico mercader. Un día, muy de mañana, el criado se dirigió al mercado para hacer la compra. Pero esa mañana no fue como todas las demás, porque esa mañana vio allí a la Muerte y porque la Muerte le hizo un gesto.
Aterrado, el criado volvió a casa del mercader.
-Amo -le dijo-, déjame el caballo más veloz de la casa. Esta noche quiero estar muy lejos de Bagdad. Esta noche quiero estar en la remota ciudad de Ispahán.
-Pero ¿por qué quieres huir?
-Porque he visto a la Muerte en el mercado y me ha hecho un gesto de amenaza.
El mercader se compadeció de él y le dejó el caballo, y el criado partió con la esperanza de estar por la noche en Ispahán.
Por la tarde, el propio mercader fue al mercado y, como le había sucedido antes al criado, también él vio a la Muerte.
-Muerte -le dijo acercándose a ella-, ¿por qué le has hecho un gesto de amenaza a mi criado?...”
La Muerte desencajó una sonora y atronadora carcajada que enmudeció al bazar entero. Los pájaros volaron despavoridos, los ratones se escondieron en sus nidos y las cobras se enroscaron en sus cestas, arrítmicas a la dulzaina. Estando el mercado totalmente atemorizado, la Muerte, con voz grave, habló:
- Algunos de vosotros no sois dignos de recibir un significante y certero gesto antes de conocer los desdichados territorios del inframundo... Pero aún así, lo recibís. – Alzando aún más la voz continuó – Como es el caso de Abdul Saham, hijo de Rosham y criado de Mahasum Yile. Un joven picaresco y sofisticado amante de muchas doncellas de este reino, incluso de su esposa, Señor Mahasum. – Tras una breve pausa dijo -¿Aún preguntáis por qué le atemoricé?-
El mercado emitió un ruido de asombro por la agitada noticia mientras Mahasum cayó arrodillado al suelo.
– Dele muerte por favor señor, se lo suplico.- dijo entre lágrimas.
– Ya es tarde mercader- replicó la Muerte- tú fuiste quien le dio la oportunidad de que se fuera, no yo.-
De pronto un remolino de blanco humo arropo a la Muerte y se difumino a los pies de los presentes como si de una baja nube se tratase.
Onda
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